jueves, 6 de octubre de 2016

PROSA P. 1



 
De cuando, al encontrarnos, nos recibíamos con un tímido abrazo al alma.
Nuestros cuerpos se enredaban en bucles de amor y sexo descontrolado. En nuestros pechos, la selva. En nuestros ojos, el fuego.
Al despedirnos, un beso casto en la mejilla.